12 de junio de 2020

EL MISTERIO DE LA ÚLTIMA PIEZA- CAPÍTULO XV



CAPÍTULO XXV

QUE “MAJOS” LOS MONOS.

Estamos aprendiendo un montón de cosas en esta aventura, y la mayoría gracias a vosotros.

Tenemos que reconocer que la seda nos gusta, pero los gusanos que la fabrican nos dan un poco de…. Y cuando algún profe los trae al cole para que los veáis crecer, no nos acercamos ni a la caja, jijiji.

Puerto Banús, es el nombre del puerto que vimos en Málaga, pues si algún día tenemos un barco iremos a él, pero de momento estamos encantados con el sidecar.

100 m. de altura tiene el “puentecito” de Ronda, ¡cómo no iba a parecernos alto!

Y la Mina de agua tiene 365 escalones, tantos como días tiene un año, que fue lo que tardaron en construir la escalera, según la leyenda, con razón nos casamos tanto bajando  y subiendo.

Llegamos a Grazalema en un visto y  no visto y a la entrada del pueblo nos estaba esperando Snail, que estaba encantado con la lluvia que estaba cayendo, si no es porque vosotros nos lo habéis dicho, nunca hubiésemos pensado que este era uno de los pueblos donde más llueve de toda España, sin duda por eso esta todo tan verde, como en Asturias.

Como os imaginaréis, en cuanto Snail se subió al sidecar nos tuvimos que poner en marcha directamente hacia Ubrique, sin parar siquiera un minutito en Grazalema, aunque nos habría encantado porque parecía precioso, además nos estaba llegando un olor delicioso de una pastelería que se veía a unos metros, pero claro, cualquiera le decía a Holmes algo de parar.


Emprendimos la marcha, pero esta vez Snail no se metió inmediatamente en su concha, supusimos que sería porque estaba fresquito gracias a la lluvia, pero cuando apenas nos habíamos alejado unos metros nos dijo:

- Me imagino que os habréis quedado con las ganas de probar eso que olía tan bien en Grazalema.

¡Cómo lo sabría!

¿Acaso era capaz de averiguar nuestro pensamiento?

- La verdad es si que olía bien, pero sabemos que no podemos dar ventaja a los extraños o nunca encontraremos la pieza.

- Efectivamente

En ese momento sacó de su concha una bolsa con dulces en forma de cubilete y nos los mostró.

- No podía dejaros sin probar este delicioso dulce típico de Grazalema, cuando lleguemos y lo podáis probar ya veréis que exquisitez.

- Muchas gracias Sr. Holmes, estaremos encantados de probarlos, ahora nos daremos prisa en llegar a Ubrique para buscar a los extraños (Y para probar los cubiletes, que tenían una pinta estupenda, ¿De qué estarán hechos?, ¡qué ganas de hincarles el diente!)

Nunca habíamos ido tan rápido, llegamos a Ubrique en un visto y no visto, aparcamos dispuestos a degustar los cubiletes, pero Snail dijo:

- Lo primero es lo primero, hay que localizar a los extraños, vamos a preguntar en las tiendas de artesanía de cuero si los han visto.

“Nuestro gozo en  un pozo”, antes de disfrutar los dulces había que trabajar, así que nos pusimos a ello.

Encontramos dos guarnicionerías (¿Sabéis lo que es una guarnicionería?).

Entramos en la primera de ellas.

- Buenos días

- Buenos días señores,  ¿en qué puedo ayudarles?

- Verá, estamos buscando a unos extraños que se dirigían aquí para comprar un espantamoscas, ¿Los habrá visto?

- Aquí nos dedicamos a hacer bolsos, carteras, cinturones,… no tenemos espantamoscas, eso pueden encontrarlo en la otra guarnicionería, en ella es dónde trabajan más elementos para caballos.

- Muchas gracias, iremos a ella.

¿Elementos para caballos? ¿Qué tendrá que ver un caballo con un espantamoscas?. Nosotros creíamos que un espantamoscas era un aparato para alejar a las moscas y que no revoloteasen encima constantemente.
 
Entramos en la otra y preguntamos:

- Buenos días, ¿Tienen espantamoscas?

- Por supuesto, muy bonitos por cierto.


- Nos enseñó una vitrina en la que los tenía expuestos.

¿Esto es un espantamoscas? ¿Vosotros lo sabíais? ¿Para que servirá?

- Verá, estamos buscando a unos extraños que han venido a comprar un espantamoscas, no sabemos si ya habrán estado aquí o nos habremos adelantado, sólo sabemos que venía con prisa porque después querían ir a Gibraltar.

- Pues esta mañana solo he vendido un espantamoscas, unos visitantes lo compraron rápidamente y se fueron directamente a la carretera dirección sur, sin parar a visitar el pueblo, ni tan siquiera echaron un vistazo a la cruz  – el señor se quedó pensativo, como reflexionando y comentó – aunque realmente no se para que querían un espantamoscas para riendas de caballo, si no tenían caballo.

Aprovechamos el momento y nos fuimos, nosotros tampoco podíamos pararnos a visitar Ubrique, aunque quizás mientras comíamos un cubilete podríamos mirar “La Cruz”.

Snail dijo:

- Rápido al sidecar

- ¿Y el cubilete?

- Cuando lleguemos a Gibraltar

¡Hasta Gibraltar sin probarlos!, grrrr

- ¿Y no podemos echar un vistazo a ver la cruz? puede que sea muy interesante.

- No hay tiempo que perder, si queréis saber algo sobre la cruz investigar o que os lo cuenten vuestros amigos.

Pues ni cubilete, ni cruz, ni nada, a seguir ruta, puede que ya estuviésemos cerquísima de nuestra pieza de puzle, aunque lo que se dice cerca, cerca, lo que más cerca teníamos eran los cubiletes, ¡que rabia!.

En cuanto a lo de la cruz, puede que haya alguna leyenda sobre cruces en Ubrique, si la descubrís y os apetece,  podéis contárnosla.

Por supuesto, no teníamos pensado parar hasta llegar a Gibraltar (a los cubiletes), íbamos en dirección sur, el calor era sofocante y el trayecto que nos esperaba largo, pero no debíamos desfallecer.

Íbamos tan concentrados que cuando nos dimos cuenta estábamos dentro del Parque Natural de los Alcornocales, qué cantidad de árboles y de riachuelos; olía a laurel, había acebos, durillos, se escuchaban muchos pájaros.


Decidimos parar unos segundos junto a uno de los riachuelos para disfrutar de todo aquello y refrescarnos un poco.


Menudo lugar, seguro que aquí vivía algún hada y… 

¡Qué es eso!

De repente, ante nosotros, cruzó volando un ser muy pequeño, iba rapidísimo y tenía unos colores divinos, era azul-turquesa con destellos verdes metálicos.


Volvió a aparecer, se zambullo en el agua, salió y desapareció, todo en ello en unos segundos, no nos dio ni tiempo para verlo bien.

¿Sería un hada?

Nos quedamos un rato más allí por si volvía a aparecer, pero no lo volvimos a ver y no tuvimos más remedio que ponernos otra vez en marcha. Qué pena, nos habría encantado ver un hada.

¿Vosotros que pensáis que era? ¿Sería un hada?

Algún día volveremos a este Parque Natural con más tiempo y esperaremos lo que haga falta para volver a ver a ese ser, pero de momento teníamos que ir en busca de los monos.


Por fin estábamos ante una enorme piedra, bueno, mejor dicho ante un Peñón, para ser más exactos, el Peñón de Gibraltar. Nos encontramos con una frontera que tuvimos cruzar.

(¿Por qué habrá una frontera para pasar al Peñón?
¿Será que está en otro país?)

No tardamos mucho en ver a los monos, pero lo peor es que ellos tampoco tardaron mucho en vernos a nosotros, en cuanto Snail sacó la bolsa de los cubiletes, empezaron a aparecer monos por todas partes, nos dio la impresión de que querían apuntarse a nuestro festín de dulces, pero después de tanto viaje a la espera de zampárnoslos no estábamos dispuestos a compartirlos.

Casi se organiza allí una batalla, los monos tirando de un lado de nuestra bolsa y nosotros del otro, la gente que pasaba se reía y hacía comentarios en otro idioma (¿Pero es que aquí no hablan español?) y Snail parecía estar disfrutando de la escena. Menos mal que apareció un grupo de excursionistas que venían con sus bolsas del bocadillo y los monos en cuanto los vieron nos dejaron tranquilos y se fueron a por ellos.

En el suelo pudimos ver restos de bolsas rotas, seguro que no habíamos sido los primeros a los que habían intentado quitar sus bolsas, ni seguramente seríamos los últimos.


¡Qué “majos” los monos de Gibraltar!

Snail se había quedado mirando una de esas bolsas, se dirigió a nosotros:

- Mirad, aquí hay restos una bolsa de la guarnicionería de Ubrique donde los extraños compraron el espantamoscas, puede que hayan estado aquí y los monos también los “atacasen”, así que seguro que ya se habrán ido.
  
No dudamos ni un minuto en irnos de allí y en cuanto cruzamos la frontera y estuvimos “a salvo”,  nos comimos un cubilete y nos fuimos a buscar playas de surferos por Cádiz, que ya sabemos que lleva manteca, harina, azúcar, canela, cabello de ángel…

Decidimos ir por la costa, íbamos fijándonos en los aparcamientos de las playas por si veíamos la furgoneta de la Rana Lola. Después de pasar por varias playas circulábamos por una carretera en la que había furgonetas de surfistas aparcadas por todos lados, decidimos parar y preguntar a ver si alguien había visto a Lola, era la playa Zahara de los Atunes.

Había un “chiringuito” en el que parecía que se estaba celebrando una fiesta, había un montón de gente tomándose refrescos y bailando al son de la música que sonaba, nos acercamos  y entablamos conversación con el camarero.


- Hola, cuánta gente hay aquí disfrutando de esta fiesta.

- Aquí es fiesta todos los días – nos contestó muy sonriente -

- Vemos que también hay mucha gente haciendo surf

- Si, esta playa tiene muy buenas olas, por eso viene mucha gente a surfear

- Vendrán muchos a su chiringuito

- Sí, muchos

- ¿Y los conoce a todos?

- Claro

- Entonces, igual conoce a la Rana Lola

- ¡Por supuesto!, es muy divertida y una gran surfista

- ¿Sabrá dónde podríamos encontrarla?

- Se ha ido

- ¡Se ha ido!

- Si se fue con unos extraños que han venido a visitarla para traerle un recado de parte de una prima suya.

- ¿Un recado?

- Si, por lo visto su prima la rana Ramona se va a casar y le mandó por ellos la invitación para la boda.

- ¿Sabrá a dónde ha ido?

- A ver a su primo el sapo Mariano, porque además de la invitación para ella también traían otra para él, así que decidió acompañarlos a llevársela, subieron en su “furgo” y se largaron.

- ¿El sapo Mariano vive cerca de aquí?

- En las marismas del Guadalquivir en el Parque – dicho esto se fue a seguir atendiendo a los surfistas –

Snail se giró hacia nosotros y nos dijo:

- Pues ya lo habéis oído, tenemos que ir a las marismas.

De nuevo nos subimos al sidecar y arrancamos siguiendo la costa en busca de las marismas del Guadalquivir del Parque…

Pero... ¡qué parque!

Estamos a punto de encontrar a los extraños y resolver el enigma, pero volvemos a necesitar vuestra ayuda.


¿Sabéis el nombre del parque en el que están las marismas del Guadalquivir?




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