8 de junio de 2020

EL MISTERIO DE LA ÚLTIMA PIEZA - CAPÍTULO XXIV


CAPÍTULO XXIV

¡RÁPIDO, RÁPIDO!


¿Os ha gustado la canción del Burro Perico? ¿La conocíais vosotros, vuestros padres o abuelos?, jejeje

Habéis sido rapidísimos contestando, así que los extraños no nos habrán sacado mucha ventaja.

Iremos hasta Ubrique y si ya no están allí marcharemos rápidamente hacia Gibraltar.

Y por supuesto, no dejaremos de mirar por todos los bosques por los que pasemos para ver si encontramos algún hada.

Llamamos a la concha de Snail y le dijimos:

- El pueblo famoso por sus trabajos en cuero se llama Ubrique y en Gibraltar hay monos, así que debemos ir a uno de esos dos lugares.

Desde el interior salió la ya conocida voz nasal:

- Tomar la AP-7 dirección Marbella, después tomar la A-397. Rapidito

No dijo nada más, así que arrancamos y nos dirigimos hacia donde nos había indicado.

No tardamos nada en llegar a Marbella, durante nuestro trayecto vimos huertos en los aún se podían ver algunos de los cultivos que antiguamente dieron fama de fértil a esta ciudad, había higueras, caña de azúcar y moreras, estas últimas supusimos que las utilizaron para el cultivo de… Seguro que muchos de vosotros sabéis qué es una morera y quién se come sus hojas, puede que incluso en el cole hayáis cogido hojas de morera para…

Actualmente es uno de los principales lugares turísticos de Andalucía, aunque no podíamos entretenernos sí pasar despacio y echar un vistazo, parecía un lugar muy bonito, vimos su muralla morisca, su puente romano y un puerto lleno de barcos que no eran pesqueros, eran yates enormes, puede que este puerto de Marbella sea famoso, pero no pudimos parar ni a mirar su nombre porque escuchamos a Holmes refunfuñar algo dentro de la concha y antes de que saliese, aceleramos en dirección a Ronda 

(Pero nos quedamos con las ganas de saber el nombre de ese puerto, 
si lo averiguáis, por favor, decírnoslo).


Sin detenernos, llegamos a una ciudad que estaba sobre una meseta cortada por un profundo tajo de un río y… ¡menudo puente!, uniendo la parte antigua y la nueva de la ciudad había un puente ¡altísimo!, el río casi no se veía de lo lejos que estaba.

(¿Qué río sería? ¿Qué altura tendría ese puente?)


Por un letrero supimos que el lugar se llamaba Ronda y al lado del “puentecito” había un cartel informativo, gracias al cual supimos que había muchas cosas que ver y disfrutar: plazas, jardines, unos baños árabes, palacios, una plaza de toros, un paseo por los acantilados,… 

Nos preguntamos si serían todos los acantilados tan altos como este puente y decidimos hacer un recorrido rápido por el paseo, sin posarnos de sidecar.

Antes de llegar nos encontramos con un montón de gente paseando por el centro de la ciudad que iban vestidos con ropajes muy raros, parecían antiguos, preguntamos a una mujer sobre su vestuario y nos dijo: “Estamos celebrando la ronda, por eso vamos vestidos de románticos” y continuó paseando sin darnos más explicaciones.

¿Qué será eso de la ronda? ¿Será una fiesta? ¿Habrá alguna fiesta en Ronda que se llame ronda, en la que los vecinos vayan vestidos de románticos?, parece un trabalenguas, jiji.

No quisimos parar más porque seguro que Snail asomaría a refunfuñar, además aún queríamos acercarnos a los acantilados y… 

¡Vaya que si eran altos! 

¡Qué vértigo daba asomarse en alguno de los miradores que había!


En nuestro recorrido nos encontramos con La Casa del Rey Moro y dentro de ella había una mina, pero no una de carbón como las que hay por Asturias, era de agua.

Como nos quedaba poco agua en el botijo, pensamos que no sería mala idea entrar en ella y rellenarlo, picamos en la concha de Snail y le dijimos:

- Sr. Snail, vamos a detenernos unos segundos para rellenar el botijo.

- Vale – contesto – pero solo unos segundos, que tenemos mucha prisa

Aparcamos y entramos. 

Para llegar a ella había que bajar unos cuantos escalones, lo que comenzamos a hacer con rapidez, pero no tardamos mucho en darnos cuenta de que la escalera era más larga de lo que parecía, los escalones no se acababan nunca, comenzamos a ir más despacio porque nos estábamos agotando. Por fin llegamos al final, al río, era un lugar precioso, mereció la pena bajar,  ¡Pero teníamos que volver a subir!, buffff, llenamos el botijo y mientras recobrábamos el aliento para subir, aprovechamos para leer la historia y la leyenda sobre esta mina de agua.

Como vosotros nos habéis contado muchas cosas, en esta ocasión os las vamos a contar nosotros:

1º.- La historia dice que la mina fue construida por los musulmanes en el siglo XIV y gracias a una gigantesca noria desde ella subían el agua a la ciudad, siendo su principal fuente de agua.

2º.- La leyenda dice que un rey musulmán, llamado Abomelic, mandó construir esta mina para que su hija pudiera bajar al río a bañarse, fue diseñada por un arquitecto francés, Jean-Claude Nicolás Forestier, y la construyeron los sirvientes del rey escavando un escalón por día durante todo un año, hasta que la finalizaron.

A nosotros nos gustó más la leyenda, pero la historia también era interesante.

¡Qué despistados somos!
Nos olvidamos de deciros algo sobre la escalera, pero seguro que vosotros ya lo sabéis, 
¿Cuántos escalones tiene?

Empezamos a subir, cuando al fin llegamos arriba, había pasado más tiempo del que habíamos previsto, Snail estaría impaciente por nuestra tardanza, pero cuando llegamos al sidecar…

- ¡No está Holmes!

- ¡Dónde se habrá metido!

Vimos que en el sidecar había una nota, la leímos:

"Como estabais tardando mucho en volver y me estaba axfisiando, me he ido con unos chicos que se dirigían hacia Grazalema, a ver si está lloviendo allí y refresco un poco, no tardéis en llegar"

- ¡Se ha ido a Grazalema a ver si está lloviendo!

- ¡Pero cómo va a llover si esto es Andalucía!

¿Le habrá sentado mal el calor o será verdad que en Grazalema llueve?

Arrancamos inmediatamente.


¡Teníamos que reunirnos con Snail!


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